jueves, 31 de marzo de 2011

Resistencia Universitaria

Sin pausa y con la devastadora impunidad que caracteriza la dictadura imperante, se aprueban “clandestinamente” en la asamblea nacional, el articulado de la “nueva ley de universidades” mientras en Miraflores el conglomerado militar de la sala situacional se regodea con el reglamento que pretende regir en breve las elecciones en las universidades públicas autónomas. Todo ha de estar listo antes del cinco de enero. Se obvia una vez más, el rechazo  popular a la propuesta socialista (referéndum 2007) mientras que la Sala Constitucional engaveta el recurso de nulidad (2009) en contra de la “Ley Orgánica de Educación”, sometido por las diez universidades más importantes del país. En rojo de activación plena, accionan con premura e ilegalidad, las salas constitucional y electoral, la asamblea nacional, la fiscalía, contraloría y defensoría, los cuerpos represivos, los violentos y terroristas, mientras los conversos de ayer, transmutados hoy en eficientes verdugos, profundizan la intensa  campaña difamatoria. En estas últimas semanas han ganado unas cuantas morocotas más. La apropiación integral de las estructuras del sector ciencia y tecnología y su adhesión al fiasco “socialista” (PPI, LOCTI y FONACIT), la desaparición del Consejo Consultivo de Postgrados y de los núcleos de vicerrectores académicos, administrativos y secretarios, la agudización de la asfixia presupuestaria y la recurrencia delictiva de sus bandas armadas en nuestros recintos, conforman la macabra antesala del más codiciado de todos los objetivos, que no es otro que  silenciar el régimen democrático, plural y autonómico que gobierna por libre voluntad de los claustros universitarios a las universidades autónomas. En la otra ribera, hallase la aguerrida sociedad civil venezolana, que aún adolorida por la inclemencia de las lluvias, exige y fomenta el fortalecimiento de la resistencia universitaria. Reclama a viva voz un nuevo compromiso unitario. La unidad que nos ha llevado a convertirnos en una sólida mayoría nacional y que le ha demostrado al mundo entero, que el gobierno militar es profundamente impopular y antidemocrático. La sociedad civil requiere de universidades unidas, capaces de liderar el proceso de reconstrucción nacional. Universidades que no engañen sino que siembren más calidad y generen nuevos conocimientos a la par de expresar diáfanamente su voluntad y preocupación social. El alerta a la resistencia y a la unidad universitaria no reconoce y no perdonará dobleces o maniobras. Involucra  a la incuestionable mayoría de autoridades rectorales y decanales,  así como a profesores, estudiantes, profesionales, empleados y trabajadores universitarios. Todos integramos la resistencia universitaria. En conjunto y unidos, somos una fuerza poderosa y determinante, que se amplía aun más con los cientos de miles de egresados cuya pasión venezolana es decididamente democrática. Que sea una fuerza universitaria que trabaje con los parlamentarios de la nueva asamblea nacional que lucharan por una Venezuela diferente. Una resistencia universitaria que convoque a los sectores productivos del país a generar soluciones perentorias que enfrente la pobreza y la desigualdad social, la miseria y el atraso, las enfermedades y la inseguridad y que procure prosperidad en una Venezuela distinta. No hay excusas ni tiempo que perder. No debilitemos nuestras universidades con conflictos perversamente diseñados por el ejecutivo nacional.  Reconquistar nuestra libertad, y preservar nuestra democracia y autonomía son objetivos superiores, que demandan de la sociedad universitaria un invariable y sólido compromiso.

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