Desde nuestro primer llamado a asumir y organizar la resistencia
universitaria (El Nacional, 12.12.10) y en medio del “estado de sitio” profundamente
anti-democrático, impopular y represivo, impuesto por la dictadura militar
chavista, sus “eficientes” testaferros y conversos, en apenas 15 días, emergieron
de la sala situacional, con su más preciada guillotina. La “Ley de Educación Universitaria”,
un articulado satánico que pretende el control hegemónico de todas las
universidades democráticas, enterrar la autonomía universitaria y engrosar el
prontuario golpista que les caracteriza, con la nueva figura de “golpes en
serie”, al crear estructuras que dirigidas por el ministro, pretenden “tumbar” los gobiernos universitarios democráticamente
electos por la voluntad popular de nuestros claustros de profesores y
estudiantes. Conculcadas todas las libertades públicas, eliminado el estado de
derecho, censurados con precisión los medios de expresión e información, con el
absoluto dominio de los poderes públicos, han extendido la guillotina golpista
a gobernaciones y alcaldías, mientras esperan hambrientos de venganza, a los
sesenta y siete parlamentarios que
representan a la inmensa mayoría de venezolanos que hoy oponemos el régimen
totalitario. En contraste también diabólico, los damnificados viven días de
terror. Los presos políticos y los exiliados aumentan y las expropiaciones y
hurtos campean por doquier. No hay vuelta atrás. Jamás hubo diálogo ni lo
habrá. Debemos organizar y fortalecer la resistencia. Unirnos. Congregarnos. Estar
alertas y rechazar el protagonismo circunstancial, la retórica de escritorio y la
utilización oportunista de los pocos espacios de comunicación que quedan, y repudiar
a aquellos que ya andan en contubernios y acuerdos subterráneos con la
dictadura mientras se muestran opositores. La unidad nacional y la
universitaria son críticas. La denuncia debe ser cívica, sólida, sistemática,
nacional e internacional. Defenderemos con nuestra presencia activa el orden
constitucional e institucional universitario. La autonomía en nuestro pecho. Solidaridad
a todo trance con nuestras autoridades rectorales, decanales y con el
cogobierno estudiantil, evitando y neutralizando conflictos innecesarios e
inconvenientes, a la vez de fortalecer nuestras estructuras básicas: el Consejo
Universitario, los Consejos de Facultad y de Escuelas, nuestros Institutos y
Centros de Investigación, los departamentos y cátedras. Aglutinar en un sólo
frente nacional a las asociaciones de profesores, profesionales, empleados y
trabajadores, a las federaciones de centros universitarios y a más de una
centena de centros de estudiantes. Reitero que unidos somos una fuerza poderosa
e imbatible. Que los cientos de miles de egresados se congreguen en sus
universidades. Se trata de una resistencia universitaria nacional. Salvar las
universidades democráticas es preservar liceos, colegios y nuestras escuelas de
primaria. Que la propia sociedad civil con sus iniciativas y logros de lucha
democrática y pacífica salve sus hogares. Acciones similares tendrán que
estimular los gobernadores y alcaldes democráticos. Pronto han de hablar los
parlamentarios para obtener respaldo. La pasividad agota y enferma. Desde el
primer día queremos una fuerza legislativa clara y contundente. Será duro y
riesgoso. Sin embargo, la Venezuela de la libertad y la esperanza, hondamente
plural y hermosa prevalecerá más temprano que tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario