El reloj de la
resistencia - EL NACIONAL - Domingo 03 de Abril de 2011
Erguido, sobrio, pleno de presente y futuro, ícono inequívoco de
autonomía y democracia, el reloj ucevista, el reloj universitario de todos los
venezolanos de buena voluntad, resistió el embate de violencia y cobardía
urdido por la minúscula horda de resentidos que, gritando al vacío, reiteraban
las consignas huecas de la "docencia socialista militarista". En sus
cintos, la sombra inconfundible del revólver impune.
Una burda tela negra interrumpió el mecanismo, las agujas y el hermoso sonido de la campanada, que con esmero reparó nuestra ilustre rectora Cecilia García Arocha al inicio de su gestión. Sin embargo, nuestro reloj prosigue su camino. En pocos días volverá a sonar y su hora será precisa. Porque ese noble reloj nació para resistir. Está allí para guiar y para alertarnos que afrontamos la intervención de nuestras casas de altos estudios. Intervención formada por estrategias múltiples y simultáneas, cundidas por la mala fe. Pertinente es tener presente que esta nueva intervención sucede en la segunda década del siglo XXI. Es pletórica de injurias y difamación, de matrices de opinión que apuntan a la ingobernabilidad, a la malversación y al despilfarro en las ejecuciones fiscales por parte de los gobiernos universitarios.
Con inaudita precisión, la intervención se afianza en tres ejes mortíferos: el patíbulo presupuestario, los conflictos sindicaleros, a menudo reforzados por las hordas móviles que infringen cuantiosos destrozos al patrimonio universitario, y los abyectos dictámenes de la Sala Electoral del TSJ, que suspenden los únicos procesos electorales en nuestro país de incuestionable transparencia y "ordenan" a nuestras universidades la redacción de su propios epitafios, lo que tiene como objetivo superior pulverizar la presencia y la acción orientadora y directiva del profesorado universitario.
Como habíamos alertado, las universidades democráticas del país hemos entrado en una etapa de gravedad extrema. Nos ha alcanzado el funcionamiento vegetativo. El gasto rígido (sueldos y salarios) se acerca a 90% de un mísero presupuesto, aplastado por una inflación acumulada, que en los últimos tres años monta a 126%. Un complemento siniestro lo constituye la negación de las divisas destinadas a la actualización y provisión de bibliotecas, sistemas, laboratorios, suministros y mantenimiento.
El reloj ucevista nos convoca a todos los universitarios que respetan la Constitución nacional a resistir con firmeza y participar en forma masiva y sostenida. Nos asiste que integramos la mayoría democrática de la nación, que se opuso sólidamente en el referéndum de 2007 a la implantación de un formato "militar-socialista". Desde entonces, los estudiantes universitarios han mostrado vanguardia y resistencia. También las autoridades rectorales, decanales y la amplia mayoría del conglomerado universitario. Mientras la demagogia gubernamental reclama la subordinación a la Ley Orgánica de Educación, la Sala Constitucional, mantiene congelado el recurso de nulidad que diez universidades democráticas venezolanas y su cuerpo de distinguidos juristas, sometieron ante el máximo tribunal del país hace más de año y medio.
La suerte de nuestras universidades depende de todos nosotros. Seamos creativos. Desterremos la desunión, la apatía y el acomodo. Estrechemos lazos con la sociedad civil y sus dirigentes. Reitero, somos una mayoría real y contundente. Colaboremos con planes concretos de reconstrucción nacional. Blindemos nuestros caminos a la gran victoria republicana y civil de diciembre de 2012.
Una burda tela negra interrumpió el mecanismo, las agujas y el hermoso sonido de la campanada, que con esmero reparó nuestra ilustre rectora Cecilia García Arocha al inicio de su gestión. Sin embargo, nuestro reloj prosigue su camino. En pocos días volverá a sonar y su hora será precisa. Porque ese noble reloj nació para resistir. Está allí para guiar y para alertarnos que afrontamos la intervención de nuestras casas de altos estudios. Intervención formada por estrategias múltiples y simultáneas, cundidas por la mala fe. Pertinente es tener presente que esta nueva intervención sucede en la segunda década del siglo XXI. Es pletórica de injurias y difamación, de matrices de opinión que apuntan a la ingobernabilidad, a la malversación y al despilfarro en las ejecuciones fiscales por parte de los gobiernos universitarios.
Con inaudita precisión, la intervención se afianza en tres ejes mortíferos: el patíbulo presupuestario, los conflictos sindicaleros, a menudo reforzados por las hordas móviles que infringen cuantiosos destrozos al patrimonio universitario, y los abyectos dictámenes de la Sala Electoral del TSJ, que suspenden los únicos procesos electorales en nuestro país de incuestionable transparencia y "ordenan" a nuestras universidades la redacción de su propios epitafios, lo que tiene como objetivo superior pulverizar la presencia y la acción orientadora y directiva del profesorado universitario.
Como habíamos alertado, las universidades democráticas del país hemos entrado en una etapa de gravedad extrema. Nos ha alcanzado el funcionamiento vegetativo. El gasto rígido (sueldos y salarios) se acerca a 90% de un mísero presupuesto, aplastado por una inflación acumulada, que en los últimos tres años monta a 126%. Un complemento siniestro lo constituye la negación de las divisas destinadas a la actualización y provisión de bibliotecas, sistemas, laboratorios, suministros y mantenimiento.
El reloj ucevista nos convoca a todos los universitarios que respetan la Constitución nacional a resistir con firmeza y participar en forma masiva y sostenida. Nos asiste que integramos la mayoría democrática de la nación, que se opuso sólidamente en el referéndum de 2007 a la implantación de un formato "militar-socialista". Desde entonces, los estudiantes universitarios han mostrado vanguardia y resistencia. También las autoridades rectorales, decanales y la amplia mayoría del conglomerado universitario. Mientras la demagogia gubernamental reclama la subordinación a la Ley Orgánica de Educación, la Sala Constitucional, mantiene congelado el recurso de nulidad que diez universidades democráticas venezolanas y su cuerpo de distinguidos juristas, sometieron ante el máximo tribunal del país hace más de año y medio.
La suerte de nuestras universidades depende de todos nosotros. Seamos creativos. Desterremos la desunión, la apatía y el acomodo. Estrechemos lazos con la sociedad civil y sus dirigentes. Reitero, somos una mayoría real y contundente. Colaboremos con planes concretos de reconstrucción nacional. Blindemos nuestros caminos a la gran victoria republicana y civil de diciembre de 2012.
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