La “malversación” de los supuestos y extraordinarios
presupuestos aportados por el ejecutivo nacional a las universidades públicas
autónomas en estos últimos doce años, es de las matrices de opinión más lesivas
en contra del presente y futuro de nuestro país. Las Autoridades Rectorales, el
Núcleo de Vicerrectores Administrativos, las Facultades y Escuelas de Economía
y las asociaciones gremiales, han sido las principales fuentes de aclaratorias
y de rechazo ante esta falsa aseveración. Sin embargo, la gravedad de la
asfixia presupuestaria para este año fiscal de 2011 se acentúa a niveles de
gravedad sin precedentes. Entre otras consecuencias, resaltan los míseros e
indignos niveles de sueldos y salarios, la descomunal deuda que sostiene el gobierno
con las universidades por diversos rubros, la apropiación de valiosos incentivos
como el PPI o los aportes tipo LOCTI y la devastadora resolución de negar las
divisas para nuestros laboratorios, bibliotecas y numerosas sedes físicas. El
funcionamiento vegetativo acabaría con el promisorio proceso inicial de
transformación y actualización académica, institucional y operativa que se
encuentra en progreso en nuestros centros universitarios democráticos.
Ilustremos con cifras globales y aunque parciales no
menos concretas. El breve análisis de los montos fiscales básicos del lapso 2000/2011 (publicados en la Gaceta
Oficial a principios de cada año), sin incluir los legendarios “créditos
adicionales” y otros aportes, revela que el Ejecutivo ha dispuesto de un billón
noventa y nueve millardos de bolívares fuertes. Para el año 2000, el
presupuesto nacional fue de 17.8 millardos. Las universidades recibieron 1.2 millardos
(6.7% del nacional). A la UCV se le asignaron 235 millones (1.3 %). Para este año
fiscal de 2011, la Asamblea Nacional le aprobó al Ejecutivo, un mínimo de 204.2
millardos. Todas las universidades públicas recibirán apenas 8.8 millardos
(4.3% del nacional). A nuestra UCV se le asignó nuevamente, 1.3 millardos que
representa el 0.62% del presupuesto de la nación. Peor aún, casi el 90% está destinado
a gastos de personal.
No existe previsión alguna para honrar las normas de homologación
que rigen desde 1982 los incrementos salariales del sector universitario o las
ingentes deudas acumuladas, sino que el presupuesto “calcado” de los años
anteriores, se hace insostenible por varias guillotinas adicionales: la
profunda devaluación del Bolívar con un diferencial cambiario inalcanzable, una
inflación acumulada superior al 500% en los doce años (la inflación no cesa con
las doce campanadas del año que se va) y la manipulación al momento de
depositar dozavos, otras partidas fiscales o congelar las muy esenciales
divisas. Una vez más el presupuesto está calculado a menos de la mitad del
precio del barril de petróleo que se ubica entre 90-100 dólares americanos.
Con el respaldo de la opinión de nuestros expertos en las
áreas financieras, económicas y sociales, sugerimos a los parlamentarios
democráticos, estudiar con la celeridad del caso, el ajuste del presupuesto
nacional fundamentado en un barril estimado en setenta dólares americanos. La
ley contemplaría aplicar el incremento a las áreas prioritarias de
alimentación, salud, educación, hábitat y seguridad ciudadana a nivel nacional.
No existe impedimento alguno. También hacemos un llamado a los sectores
democráticos de nuestras propias comunidades universitarias a dejar sin efecto
conflictos laborales que perjudican y debilitan notablemente a nuestras
instituciones. Es una necesidad impostergable cerrar filas en la lucha por
presupuestos justos y en la defensa invariable de la soberanía y de la
autonomía de la universidad venezolana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario