Con
coraje y decidida voluntad democrática, la sociedad civil venezolana seleccionó
a Henrique Capriles Radonski como su candidato a presidir el destino de la
nación para el periodo 2013-2019. En el espíritu de los tres y tantos millones
de sufragantes, consolidar esa histórica demostración de civilidad y
resistencia, era condición previa esencial, para proveer bases recias e
incuestionables y así alcanzar una arrolladora e indiscutible victoria en la
elección presidencial del 7 de octubre del año en curso.
Los significados de la memorable jornada del 12-F son muchos. Entre otros resaltan la Venezuela democrática unida que rechaza irreversible y contundentemente, al régimen totalitario y destructivo de la falange militar chavista. Un rechazo que crecerá día a día para proveerle al gobernador Capriles Radonski una mayoría amplia y segura y la determinación de concretar también la victoria en las elecciones para las gobernaciones y alcaldías. De similar importancia, ofrece base de sustentación muy legítima, para las decisiones constitucionales de nuestras fuerzas armadas institucionalistas ante un Ejecutivo Nacional provocador, impulsor del caos y la violencia y de las matrices que difaman y pretenden confundir aunque con cada vez más pírricas eficiencias. Más aun, la trágica muerte de Julio César Sarmiento en manos de la violenta policía de Isea hace que el prontuario aumente todos los días y que siga disminuyendo ostensiblemente el otrora apoyo popular.
Un tercer significado es el mensaje claro y fluido a la comunidad de naciones democráticas. La Venezuela de la civilidad, del decoro y del Estado de Derecho, no sólo existe y es mayoría sino que asumirá la Presidencia de la República en los primeros días de enero de 2013. Con el Presidente Constitucional Henrique Capriles Radonski al timón y los numerosos equipos de trabajo y acción, comenzará la integralidad de la reconciliación y la reconstrucción nacional.
Un cuarto significado está dirigido a los miembros de la "entelequia albista" así como tiranos de la peor calaña como Putin, Ahmadineyad, el Sirio al Asaad, Lukashenko, Mugabe y otros infernales amigos íntimos de la falange, a que pongan "sus barbas en remojo". La Venezuela honorable, la patria de Bolívar, la de la mano franca y de buena fe, la fundadora de la OPEP, la generadora de la fase contemporánea de la autonomía universitaria, la que ha librado muy sola por cierto pero con toda pasión, la batalla por conquistar nuevamente su libertad e independencia, se encuentra a muy pocos meses de asumir con aires de innovación y emprendimiento, el progreso y del equilibrio social.
Habíamos recordado en estas mismas páginas que el último trecho sería el más difícil. Pero tenemos siete gobernaciones y un grupo importante de alcaldías, una fracción parlamentaria, las ONG, prensa y medios audiovisuales luchando gallardamente que deben sistematizar la "denuncia bien fundamentada", universidades autónomas y democráticas, un movimiento estudiantil nacional poderoso, un sector empresarial que no se rinde y una progresiva voz internacional de solidaridad.
Toda esta extraordinaria fuerza en un grito unitario, para materializar el 7 de octubre, los 9 millones de almas, que harán que el presidente electo, se posesione e inicie con buen pie, la nueva fase democrática de Venezuela.
La Constitución, las leyes y disposiciones serán estructuras indispensables para la transición entre octubre 7 en la noche y el día de la asunción del Presidente electo Capriles Radonski.
Los significados de la memorable jornada del 12-F son muchos. Entre otros resaltan la Venezuela democrática unida que rechaza irreversible y contundentemente, al régimen totalitario y destructivo de la falange militar chavista. Un rechazo que crecerá día a día para proveerle al gobernador Capriles Radonski una mayoría amplia y segura y la determinación de concretar también la victoria en las elecciones para las gobernaciones y alcaldías. De similar importancia, ofrece base de sustentación muy legítima, para las decisiones constitucionales de nuestras fuerzas armadas institucionalistas ante un Ejecutivo Nacional provocador, impulsor del caos y la violencia y de las matrices que difaman y pretenden confundir aunque con cada vez más pírricas eficiencias. Más aun, la trágica muerte de Julio César Sarmiento en manos de la violenta policía de Isea hace que el prontuario aumente todos los días y que siga disminuyendo ostensiblemente el otrora apoyo popular.
Un tercer significado es el mensaje claro y fluido a la comunidad de naciones democráticas. La Venezuela de la civilidad, del decoro y del Estado de Derecho, no sólo existe y es mayoría sino que asumirá la Presidencia de la República en los primeros días de enero de 2013. Con el Presidente Constitucional Henrique Capriles Radonski al timón y los numerosos equipos de trabajo y acción, comenzará la integralidad de la reconciliación y la reconstrucción nacional.
Un cuarto significado está dirigido a los miembros de la "entelequia albista" así como tiranos de la peor calaña como Putin, Ahmadineyad, el Sirio al Asaad, Lukashenko, Mugabe y otros infernales amigos íntimos de la falange, a que pongan "sus barbas en remojo". La Venezuela honorable, la patria de Bolívar, la de la mano franca y de buena fe, la fundadora de la OPEP, la generadora de la fase contemporánea de la autonomía universitaria, la que ha librado muy sola por cierto pero con toda pasión, la batalla por conquistar nuevamente su libertad e independencia, se encuentra a muy pocos meses de asumir con aires de innovación y emprendimiento, el progreso y del equilibrio social.
Habíamos recordado en estas mismas páginas que el último trecho sería el más difícil. Pero tenemos siete gobernaciones y un grupo importante de alcaldías, una fracción parlamentaria, las ONG, prensa y medios audiovisuales luchando gallardamente que deben sistematizar la "denuncia bien fundamentada", universidades autónomas y democráticas, un movimiento estudiantil nacional poderoso, un sector empresarial que no se rinde y una progresiva voz internacional de solidaridad.
Toda esta extraordinaria fuerza en un grito unitario, para materializar el 7 de octubre, los 9 millones de almas, que harán que el presidente electo, se posesione e inicie con buen pie, la nueva fase democrática de Venezuela.
La Constitución, las leyes y disposiciones serán estructuras indispensables para la transición entre octubre 7 en la noche y el día de la asunción del Presidente electo Capriles Radonski.
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