Delincuencia e
ilícitos - EL
NACIONAL - Domingo 21 de Agosto de 2011
Vive la sociedad civil venezolana momentos muy agudos y dolorosos de
inseguridad. Sobrevivir es la consigna. Literalmente, salimos a la actividad
diaria para enfrentar el acecho y hasta la muerte. Si regresamos a salvo,
presenciamos la cadencia audiovisual del llanto de la madre o del familiar, que
indignado reclama que el crimen de su ser querido no quede impune. No se trata, sin embargo, de hechos criminales como los que pueden acontecer en
el superpoblado globo terráqueo. Es imprescindible aceptar y asumir con toda
celeridad que Venezuela es hoy un poderoso "nodo de la red internacional
de ilícitos" (Naím, 2005), también conocida como "corporaciones del
crimen organizado" o "delincuencia organizada transnacional
(DOT)" enunciada así recientemente por Marcos Tarre Briceño, en estas mismas
páginas.
A finales del siglo pasado, las notables investigaciones de Naím le permitieron
describir lo que para entonces denominaba "las seis hermanas" (el
narconegocio, el lavado de dinero, la venta de armas, la industria sexual, el
negocio con seres humanos incluida la floreciente economía de la venta de
órganos y el poderoso mundo de la energía, los minerales preciosos, el
material radioactivo y el agua). Para entonces, los jugosos dividendos
mundiales de la economía ilegal ya se acercaban en proporción a los generados
por la actividad financiera y comercial lícita.
Hoy el "empresariado ilícito" domina la economía mundial. Atrás quedó "el padrino Corleone" o los carteles colombianos liderados por el capo Escobar Gaviria. En los últimos años el crecimiento de la DOT y sus descomunales ganancias abarca gran parte de las actividades comerciales de la humanidad. La complejidad corporativa ilícita pasa por competir y/o suplantar los Estados nacionales, los gobiernos y las fuerzas armadas. Baste sólo una trágica ilustración: 40% del territorio de México está en manos de las muy diversas DOT. En nuestro país, las DOT crecen sin pausa. Briceño León y su equipo del Observatorio ucevista de la Violencia, Ruth Capriles desde la UCAB (área de los ilícitos financieros), Liliana Ortega desde Cofavic, Naím y Tarre Briceño, ya mencionados, son apenas algunas referencias de miembros de la sociedad civil democrática, íconos del conocimiento sólido y voz de alerta, de cómo las DOT han echado raíces en nuestro país. Nos acercamos a los 200.000 homicidios en lo que va del totalitarismo chavista. Maletines, avionetas, confiscaciones y expropiaciones, puertos, líneas aéreas, entrega de reservas petroleras, corrupción profunda en las policías y la exaltación continua de los grandes líderes de la delincuencia internacional (los Castro, Putin, Gadafi, Morales, Ortega, Lukashenko, Mugabe y los lores del amplio acontecer de ilícitos con sede en Estados Unidos, Europa occidental y del este), así como fronteras abiertas que facilitan el narcotráfico de Colombia, Centroamérica y el Caribe. Este último transformado en eficiente reservorio del lavado de dinero y del negocio sexual. La valiente denuncia del diputado Montoya en cuanto al destino de nuestras reservas internacionales, confirmada con todo cinismo por el Ejecutivo, debe colocarnos en "alerta máxima". China y Rusia lideran el mundo de los ilícitos. Imagino las confluencias por el "dorado aurífero" de Suráfrica y Venezuela. Lula y herederos, y ahora Santos, son los típicos "Yo no fui". Reiteramos, sólo la unidad nacional democrática, el Ejército institucional y una comunidad de propósitos salvarán la República.
Hoy el "empresariado ilícito" domina la economía mundial. Atrás quedó "el padrino Corleone" o los carteles colombianos liderados por el capo Escobar Gaviria. En los últimos años el crecimiento de la DOT y sus descomunales ganancias abarca gran parte de las actividades comerciales de la humanidad. La complejidad corporativa ilícita pasa por competir y/o suplantar los Estados nacionales, los gobiernos y las fuerzas armadas. Baste sólo una trágica ilustración: 40% del territorio de México está en manos de las muy diversas DOT. En nuestro país, las DOT crecen sin pausa. Briceño León y su equipo del Observatorio ucevista de la Violencia, Ruth Capriles desde la UCAB (área de los ilícitos financieros), Liliana Ortega desde Cofavic, Naím y Tarre Briceño, ya mencionados, son apenas algunas referencias de miembros de la sociedad civil democrática, íconos del conocimiento sólido y voz de alerta, de cómo las DOT han echado raíces en nuestro país. Nos acercamos a los 200.000 homicidios en lo que va del totalitarismo chavista. Maletines, avionetas, confiscaciones y expropiaciones, puertos, líneas aéreas, entrega de reservas petroleras, corrupción profunda en las policías y la exaltación continua de los grandes líderes de la delincuencia internacional (los Castro, Putin, Gadafi, Morales, Ortega, Lukashenko, Mugabe y los lores del amplio acontecer de ilícitos con sede en Estados Unidos, Europa occidental y del este), así como fronteras abiertas que facilitan el narcotráfico de Colombia, Centroamérica y el Caribe. Este último transformado en eficiente reservorio del lavado de dinero y del negocio sexual. La valiente denuncia del diputado Montoya en cuanto al destino de nuestras reservas internacionales, confirmada con todo cinismo por el Ejecutivo, debe colocarnos en "alerta máxima". China y Rusia lideran el mundo de los ilícitos. Imagino las confluencias por el "dorado aurífero" de Suráfrica y Venezuela. Lula y herederos, y ahora Santos, son los típicos "Yo no fui". Reiteramos, sólo la unidad nacional democrática, el Ejército institucional y una comunidad de propósitos salvarán la República.
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