En medio de
brutales condiciones de dolor y sufrimiento social, la inmensa mayoría de los
venezolanos enfrentamos, con hidalguía y coraje, el violento epílogo del
militarismo chavista. Con votos unitarios, que serán cuidados con celo y una
muy activa participación, la sociedad civil venezolana derrotará en diciembre
de 2012, en forma incuestionable, las pretensiones reeleccionistas del actual
Presidente de la República y la prolongación en el poder de sus temerosos
colaboradores. El supuestamente
enfermo primer mandatario (a estas alturas, como médico venezolano y al igual
que toda Venezuela, carezco del imprescindible parte clínico que identifique la
enfermedad, localización, histopatología, extensión, la esencial data
paraclínica y el plan de tratamiento) exhibe su verborrea difamatoria y divisionista,
plagada del odio que no sólo lo caracteriza, sino que lo coloca muy distante
del complejísimo tránsito vital del paciente con cáncer. Conozco y
respeto ese tránsito a profundidad. Mi esposa Patricia y quien esto escribe
somos sobrevivientes del cáncer. Ambos conocimos los límites de la vida. Sin
embargo, pudo la fe, la buena medicina y el amor de la familia y de los amigos
cercanos ayudarnos a permanecer y seguir colaborando con la grandiosidad y
nobleza de la honorable tierra venezolana. Como médico
venezolano condición que le reitero y de la que estoy profundamente orgulloso
y honrado, si usted, presidente Chávez, tiene cáncer, me permito prescribirle
como parte crítica de la receta médica la reflexión y el arrepentimiento
sistemático, así como hacer todos los esfuerzos por conocer y practicar la
humildad. Deje el odio y el egoísmo.
Son promotores
del crecimiento maligno. Su gobierno
marcha invariablemente al fin. No sólo ha sido un descomunal fracaso, sino que
la destrucción nacional que usted y sus colaboradores han perpetrado en estos
12 años, nos obliga a todos los venezolanos de buena voluntad y de espíritu
democrático a sedimentar todos los días restantes a la victoria electoral el
trabajo tenaz por la unidad nacional.
Creemos con sinceridad
en el componente militar institucional de nuestra Fuerza Armada.
No sólo serán
garantes del resguardo de los resultados electorales, sino que retornarán a su
condición constitucional de ser venezolanos en armas obedientes y no
deliberantes. Por su parte, la
sociedad civil venezolana debe profundizar sus exigencias a nuestros
gobernadores y alcaldes y a los parlamentarios del bloque democrático, a ser
aún más eficientes en el combate contra la pobreza y el sufrimiento social. En tal sentido,
nosotros en las universidades debemos ampliar y consolidar el notable aporte de
las academias nacionales (Propuestas a la nación), aprovechar los muy valiosos
datos de la estupenda edición de Venezuela en Cifras de El Nacional en su 68º
aniversario y las contribuciones ya disponibles de expertos venezolanos del
sector privado y las ONG. Comparto con la mayoría la necesidad de adelantar las
primarias para escoger el (la) candidato (a) y de inmediato los equipos de
trabajo, que a partir del 02 de febrero de 2013 iniciarán el amplio proceso de
reconstrucción nacional. Debemos
ser capaces de completar la organización de las primarias lo más pronto posible
y convertirlas en una gran fiesta nacional de participación ciudadana. Qué
mejor regalo de Navidad que tener todo listo en lo electoral, para entonces
juntos fortalecer ese ansiado camino hacia el progreso y la justicia social.
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