Entre cifras aterradoras de muertes, Venezuela enfrenta
los desmanes, la represión, el fraude y la censura, de un gobierno forajido que
ha usurpado el poder por la fuerza, la violencia y una descomunal corrupción. A
70 homicidios por 100.000 habitantes (2013) con un acumulado en más de una
década superior a los 190.000 asesinatos, 90% de pobreza, millones de sus
habitantes sin una vivienda digna y segura, se une el indetenible avance de
infecciones a menudo mortales.
Prevalece "a escondidas", el sida causado por el
Virus de Inmunodeficiencia Humana, que hoy parece (pues no existe un registro
oficial creíble por parte del despacho de la Salud) ocupar el cuarto lugar
precedido por muertes violentas, cáncer y enfermedades cardiovasculares, entre
las principales causas de muerte de la población venezolana. Así mismo son
prevalentes la tuberculosis, la malaria, el dengue, la influenza H1N1 y las
muertes por hambre o por falta de asistencia médica.
Las periodistas Lissette Cardona y Andrea Montilla de este
diario, en reportajes documentados (El Nacional, 21 y 28 de los
corrientes), han ubicado nuevamente en primera página cifras aproximadas, y muy
graves por cierto, de una masiva contaminación y transmisión de la infección
por VIH entre las diversas capas y grupos etarios del país. Producto de 15 años
de oprobiosa y destructiva dictadura, que en el caso del oficialismo
chavista-Madurista, acabó con el sector salud nacional y se ha amparado en
fracasos como Barrio Adentro, los CDI y el miserable engaño a miles de jóvenes
venezolanos, que reciben un diploma de "médicos comunitarios" sin
conocer lo fundamental del ejercicio básico y clínico de la medicina. Es solo
una parte de la altísima traición a la patria ungida entre Chávez, Maduro, la
cúpula militar y el régimen castrita.
Mi alerta en estos graves pero decisivos momentos va dirigida
en primer lugar a todos los sectores poblacionales que están en riesgo de
contraer la infección por VIH. Es importante que se tenga en cuenta el disfrute
del "sexo seguro" y que la promiscuidad sexual es mortal. El uso del
condón es mandatario para así también protegernos de las otras enfermedades por
transmisión sexual. El consumo de alcohol y drogas potencia severamente el
riesgo de contaminarse. No debemos desestimar que el negocio pornográfico y el
tráfico sexual florecen en un país sin ley ni Estado de Derecho. Los portadores
asintomáticos, madres embarazadas infectadas, niños VIH positivos y casos de
sida requieren atención médica especializada.
Mi segundo alerta es a los venezolanos de buena voluntad, a la
sociedad civil democrática que hoy es mayoría absoluta y que presencia y vive
con indignación las mentiras y montajes de un proceso dictatorial que,
astutamente, ha "mimetizado" estructuras y procesos que como las
elecciones populares son inherentes a regímenes constitucionales y
democráticos, mientras saquean el erario público, censuran, empobrecen y minan
cada día más las bases de sustentación y las posibilidades de innovación y
desarrollo de nuestro país.
Sólo la denuncia específica, la participación en la calle y en
nuestros trabajos, el respaldo a la impugnación ante organismos internacionales
del robo del triunfo del 14 de abril y la votación masiva y cuido de votos y
actas el 8D, nos permitirá derrotar a los usurpadores. La unidad democrática es
hoy más crítica que nunca. No se trata de hacer carrera política o de
enfrentamientos y acusaciones estériles, se trata de salvar a nuestra noble
Venezuela, a nuestros hijos y de salvarnos nosotros mismos.
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