Uno de los sectores más devastados por la dictadura de Chávez y sus
testaferros es el fundamental sector de la educación. Desde primaria a la
educación superior, la práctica del fraude y del engaño ha sido integral y
sistemática. La estrategia sembrada en 15 años de tiranía conlleva la
combinación letal de empobrecer aún más a la mayoría pobre y a una
significativa parte de los estratos de la clase media y conducirlas a la
"mediocridad y al analfabetismo", y alejar aceleradamente al
estudiante y al docente de su imprescindible derecho de adquirir competencias y
así interactuar con la sociedad del conocimiento de las primeras décadas del
siglo XXI, establecer relaciones con el entorno social y con el sector
productivo y el desarrollo de la potencialidad de generar nuevo conocimiento.
De allí que hemos de abordar la agudización de la ofensiva golpista que desató
el oficialismo en contra de la universidad pública autónoma particularmente
desde el año 2008. La misión innoble y antinacional no ha sido otra que
intentar destruir nuestras casas de altos estudios. Nuestra historia y sólida
credibilidad en el seno de la sociedad civil y la invariable defensa de su
autonomía no se los ha permitido.
El protocolo bélico ha incluido la violencia, intentos de homicidios,
estudiantes y docentes heridos, difamación y matrices plagadas de supuestos
actos de corrupción, destrucción del patrimonio físico y artístico aunado a los
dos elementos que hoy subyacen al actual conflicto universitario nacional, que
son la guillotina presupuestaria con la consecuente obsoletización integral de
las herramientas que garantizan la calidad académica y los miserables sueldos y
salarios destinados a generar la ruina social y económica de nuestros docentes,
del personal profesional, administrativo y obrero, así como del casi
inexistente grupo de providencias para nuestros estudiantes.
La lucha de los gremios es valerosa y a la vez de alto riesgo. Los estudiantes
y sus organizaciones han sido activos y solidarios. Las autoridades rectorales
y decanales de más de una decena de universidades autónomas han mantenido el
liderazgo y balance necesario para no naufragar, y constituir en estos años el
epicentro de la resistencia de la sociedad civil ante la usurpación e
ilegitimidad oficialista. El "fraudulento fiasco del Estado docente
socialista" se ha quedado en el tintero.
No obstante, el golpe antiuniversitario se ha acrecentado y, como la
inmensa mayoría del pueblo venezolano, la quincena no llega al "cuarto
día". Hambre, indignación, inflación galopante, desabastecimiento,
insuficiente previsión social, inseguridad y luto, en fin, han conducido a las
comunidades universitarias a la casi paralización de actividades, que al
momento de escribir estas líneas ya han sido decretadas por Fapuv para el
jueves 23 del mes en curso.
Sin embargo, la lucha y resistencia civil ante la
tiranía persiste con renovada fuerza. Ganamos las elecciones presidenciales del
14 de abril y, ante la ejecución ilícita de la supuesta victoria, con firmeza
hemos impugnado todo el proceso que ha colocado en la primera magistratura del
país a un presidente ilegítimo.
Creemos en una universidad abierta, ocupada a plenitud en sus instalaciones y
calles por universitarios en pie de lucha y en sinergia con la resistencia
contundente y firme que vienen concretando la sociedad civil, el Comando Simón
Bolívar y la Mesa de la Unidad Democrática. Los gobiernos y comunidades
internacionales son un respaldo progresivo y de enorme valor. La hora y el
momento histórico claman por las más convenientes decisiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario