EL
NACIONAL - Domingo 11 de Diciembre de 2011
Escribo
estas líneas desde el Vicerrectorado Académico de la Universidad Central de
Venezuela el viernes 09 en la mañana. Se percibe en el edificio del Rectorado,
el olor tóxico y aún asfixiante del gas lacrimógeno. También es generalizada la
indignación de todos los que laboramos en sus espacios.
El jueves, a tempranas horas de la noche, un grupo de encapuchados perpetró un nuevo acto de terrorismo que se inició con la colocación de bombas de alto poder que explotaron en la sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Un cobarde atentado más contra la UCV como los 49 acumulados previamente desde que comenzó la actual gestión rectoral en junio 2008.Para exhibir aún más el profundo talante delictivo de los encapuchados, procedieron a quemar el automóvil del secretario de la institución y a vandalizar las oficinas sede de los archivos de los estudiantes graduados de la UCV.
Unos pocos días antes se agredió física y moralmente al candidato Diego Arria mientras participaba en una sesión democrática y plural de la Cátedra "Pío Tamayo" de Faces en la sala Francisco de Miranda. Un par de meses atrás se cometía una acción similar contra la candidata María Corina Machado cuando participaba en uno de esos foros. Por otra parte, se lesionó el patrimonio de la UCV y de su Facultad de Medicina, al destruir las letras del nuevo epónimo "Dr. Nicolás E. Bianco C" del Instituto de Inmunología.
La respuesta oficial ha sido la misma: silencio sepulcral del Cicpc y la condecoración por parte del alcalde del municipio Libertador al estudiante expulsado por decisión autonómica de la UCV. Es el mismo Alcalde que no ha tomado decisiones ante el negocio ilícito en las adyacencias inmediatas de nuestra puerta Las Tres Gracias y obvia su deber de salvaguardar desde el perímetro a la Ciudad Universitaria.
Posesión de armamento militar, reconocimiento como "héroes del gobierno revolucionario", silencio cómplice de los profesores que pertenecen a nuestra nómina en la UCV y que ocupan altos cargos en el Ejecutivo propician que estas "falanges chavistas" mantengan un impacto destructivo en cualquier campus de las casas de estudio, autónomas y democráticas del país.
Profundizar la resistencia universitaria es nuestro compromiso y misión. Y a no dudar continúa siendo una tarea de todos los sectores democráticos. Las elecciones estudiantiles pautadas para hoy serán una demostración de mayoría y de rechazo. Preservar nuestra autonomía, basados en la unidad de propósitos, es garantía desde las universidades para fortalecer las luchas de la sociedad civil venezolana por conquistar la libertad y los procesos de reconstrucción nacional a través de una sólida y abrumadora victoria en los comicios presidenciales del 7 de octubre de 2012.
El encarte del 30 aniversario de Hora Universitaria se ofrece con esta edición de El Nacional, y en dichas páginas acertadamente la valiente rectora Cecilia García Arocha enfatiza que el proceso de renovación institucional en estos tres años y seis meses ha generado innovación académica, génesis de nuevos conocimientos, así como la preparación en pre y postgrado de estudiantes "competentes", capaces de ajustarse a las demandas del entorno que deberán asumir; en resumen, ha sentado las bases de la Universidad Central de Venezuela de siglo XXI, hoy más autónoma que nunca.
El jueves, a tempranas horas de la noche, un grupo de encapuchados perpetró un nuevo acto de terrorismo que se inició con la colocación de bombas de alto poder que explotaron en la sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Un cobarde atentado más contra la UCV como los 49 acumulados previamente desde que comenzó la actual gestión rectoral en junio 2008.Para exhibir aún más el profundo talante delictivo de los encapuchados, procedieron a quemar el automóvil del secretario de la institución y a vandalizar las oficinas sede de los archivos de los estudiantes graduados de la UCV.
Unos pocos días antes se agredió física y moralmente al candidato Diego Arria mientras participaba en una sesión democrática y plural de la Cátedra "Pío Tamayo" de Faces en la sala Francisco de Miranda. Un par de meses atrás se cometía una acción similar contra la candidata María Corina Machado cuando participaba en uno de esos foros. Por otra parte, se lesionó el patrimonio de la UCV y de su Facultad de Medicina, al destruir las letras del nuevo epónimo "Dr. Nicolás E. Bianco C" del Instituto de Inmunología.
La respuesta oficial ha sido la misma: silencio sepulcral del Cicpc y la condecoración por parte del alcalde del municipio Libertador al estudiante expulsado por decisión autonómica de la UCV. Es el mismo Alcalde que no ha tomado decisiones ante el negocio ilícito en las adyacencias inmediatas de nuestra puerta Las Tres Gracias y obvia su deber de salvaguardar desde el perímetro a la Ciudad Universitaria.
Posesión de armamento militar, reconocimiento como "héroes del gobierno revolucionario", silencio cómplice de los profesores que pertenecen a nuestra nómina en la UCV y que ocupan altos cargos en el Ejecutivo propician que estas "falanges chavistas" mantengan un impacto destructivo en cualquier campus de las casas de estudio, autónomas y democráticas del país.
Profundizar la resistencia universitaria es nuestro compromiso y misión. Y a no dudar continúa siendo una tarea de todos los sectores democráticos. Las elecciones estudiantiles pautadas para hoy serán una demostración de mayoría y de rechazo. Preservar nuestra autonomía, basados en la unidad de propósitos, es garantía desde las universidades para fortalecer las luchas de la sociedad civil venezolana por conquistar la libertad y los procesos de reconstrucción nacional a través de una sólida y abrumadora victoria en los comicios presidenciales del 7 de octubre de 2012.
El encarte del 30 aniversario de Hora Universitaria se ofrece con esta edición de El Nacional, y en dichas páginas acertadamente la valiente rectora Cecilia García Arocha enfatiza que el proceso de renovación institucional en estos tres años y seis meses ha generado innovación académica, génesis de nuevos conocimientos, así como la preparación en pre y postgrado de estudiantes "competentes", capaces de ajustarse a las demandas del entorno que deberán asumir; en resumen, ha sentado las bases de la Universidad Central de Venezuela de siglo XXI, hoy más autónoma que nunca.